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Mazón no está ahora para hablar de política, sino de Leonardo da Vinci

El presidente valenciano, en el centro del debate nacional, rechaza contestar a nada sobre su delicada situación y solo se pronuncia sobre la exposición del renacentista que inaugura en Valencia

Carlos Mazón es el nombre del momento en la política española. Está en todas las tertulias y en las primeras páginas de los medios informativos. Está incluso superando a Isabel Díaz Ayuso como rey de la tendencia en X (antiguo twitter). Esta misma mañana, buena parte de la bancada del Congreso de Diputados ha coreado “Mazón dimisión”, mientras el PP aplaudía a Macarena Montesinos, que fue la madrina política, precisamente, del presidente de la Generalitat, en el Alicante de las postrimerías del siglo XX.

A la polémica por su ...

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Carlos Mazón es el nombre del momento en la política española. Está en todas las tertulias y en las primeras páginas de los medios informativos. Está incluso superando a Isabel Díaz Ayuso como rey de la tendencia en X (antiguo twitter). Esta misma mañana, buena parte de la bancada del Congreso de Diputados ha coreado “Mazón dimisión”, mientras el PP aplaudía a Macarena Montesinos, que fue la madrina política, precisamente, del presidente de la Generalitat, en el Alicante de las postrimerías del siglo XX.

A la polémica por su gestión de la dana que causó 228 muertos y sus explicaciones cambiantes se suman el reciente auto judicial de la magistrada de instrucción de Catarroja que desmonta el relato de la Generalitat e imputa a dos dirigentes autonómicos, las múltiples conjeturas y los movimientos internos en el PP buscando su posible salida o incluso la directísima petición de dimisión en portada de un periódico conservador como Abc. Las novedades son diarias y los frentes no paran de abrirse.

Desde hace tiempo, decenas de periodistas persiguen al presidente de la Generalitat por las citas marcadas en su agenda a la caza de una manifestación, una declaración, un gesto. El pasado martes se detuvo un par de minutos a las puertas del Palau de la Generalitat para contestar deprisa y corriendo a unas preguntas sobre el contundente auto de la jueza. La última vez que ofreció lo más parecido a una rueda de prensa fue el 26 de febrero, cuando aseguró que llegó al Cecopi (en el centro de emergencias) el día de la dana después de las 19 horas o de las 19.30, es decir, a “las 20.28″, 17 minutos después de que la Generalitat lanzase la alarma a los móviles de la ciudadanía. Este jueves por la mañana, Mazón solo quería hablar de Leonardo Da Vinci o, si acaso, de los 25 años del Museu de les Ciències de Valencia, que acoge una exposición sobre el artista e inventor renacentista.

Mazón esquivó las preguntas sobre la actualidad que se medio formulaban a diestro y siniestro, mientras se estrechaba el cerco sobre él: Que qué opina sobre la petición de adelantar las elecciones autonómicas por parte de la secretaria general socialista, Diana Morant; que si se plantea dimitir; que si teme más el fuego amigo o el fuego enemigo... Esta última no llegó a concretarse, dado el estrépito de cámaras, plumillas, guardaespaldas, asesores y cargos varios. Nada, nada, Leonardo no espera. “Yo de verdad que comprendo que hacéis vuestro trabajo, que es incómodo y tal, pero vamos a inaugurar una exposición muy importante. Son 25 años de la Ciudad de las Artes y las Ciencias... Hoy se abren las puertas a una exposición extraordinaria y vamos a invitar a toda la ciudad a que disfrute de esta extraordinaria exposición en la que se ha trabajado mucho y muy bien”, dijo.

La puertas de la exposición Leonardo da Vinci 500 anys de geni, en realidad, se abrieron la pasada semana, pero, bueno, hubo temporal y se tomaron todas las medidas de prevención que no se adoptaron el 29 de octubre y, en consecuencia, se suspendió el acto inaugural. Allí, en la sala inmersiva de la muestra le recibió una cohorte de cargos del PP, incluida la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. Todos contentos: público en su mayoría cautivo, terreno seguro, chiquillería alejada y nadie puede discutir la figura del renacentista que “soñaba con volar”, según destacó el presidente.

A Mazón se le veía suelto, sonriente, saludador, con toda la que está cayendo y ha caído. Improvisó, como suele hacer, parte de su discurso, en el que comparó el hito arquitectónico del Miguelete (popular campanario de Valencia) con el del Museu de les Ciències que diseñó Calatrava, edificio sin duda espectacular, se asemeje (o no) a una estación del AVE, como opinan algunos. No se le notaba, aparentemente, la enorme presión política y social que se cierne sobre su persona.

Luego se dio una vuelta por la muestra (muy didáctica y pensada para el gran público) y se marchó atravesando otra vez la camarilla de periodistas intentando arrancarle unas palabras. Al final, dijo algo más allá de Leonardo: “Fantástico” y “muy bien”. Respondía a qué le parecería que al final el congreso del PP Europeo se celebre en Valencia (29 y 30 de abril) y no se traslade a Madrid (cambiar las reservas y toda la logística supondría un quebranto importante), como sugirió Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, para evitar posibles protestas contra Mazón, que no quedarían bien entre colegas de la más alta alcurnia del partido.

El president dejó los sueños de Leonardo y salió del museo por la puerta lateral por la que había entrado, lejos del acceso principal en el que esperaba su turno una nutrida masa de estudiantes.

Mucho más lejos aún del museo y de los pueblos de la dana, a más de 160 kilómetros tenía Mazón su segundo acto de la agenda de este jueves: la entrega de los Premios Azorín en Alicante. Así empezó su discurso: “Si no lo digo, reviento. ¡Qué alegría estar en casa! ¡Qué alegría estar en la provincia de Alicante!”.

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